Sobre mí
Mi nombre es Zoraida, y mi viaje con el Yoga comenzó en 2010. En ese entonces, me encontraba inmersa en el mundo de la investigación, específicamente enfocada en la inmunología veterinaria.
Recuerdo mi primera clase de Yoga como si hubiera sido ayer. Fue en un centro cultural en mi barrio, donde solía asistir a clases de pintura los miércoles. Siempre me quejaba de que mi espalda me dolía debido a las largas horas que pasaba en el laboratorio. Las sillas del laboratorio no estaban diseñadas para personas altas, y estar sentada durante un mínimo de 10 horas al día no ayudaba. Una amiga me sugirió que probara una clase de Yoga para ver si aliviaba mis dolores de espalda.
Mi primera reacción fue un tanto escéptica, pero pensé: "¿Qué tengo que perder?" Una semana después, me encontraba en mi primera clase de lo que iba a convertirse en una experiencia transformadora en mi vida. Siempre estaré agradecida a mi profesora por su personalidad y su manera de impartir las clases. Empecé con el estilo Iyengar, que para una mente científica y metódica como la mía, resultó ser la elección perfecta para comenzar.
A medida que pasaron los meses, mi espalda dejó de doler, y mi mente, que siempre estaba en constante movimiento, encontró una calma mental que tanto necesitaba. Con el tiempo, mi pasión por el Yoga creció. Me convertí en profesora y comencé a impartir clases de forma ocasional. Ahora, diez años después, no he dejado de enseñar y de seguir formándome.
Sin buscarlo, el Yoga se convirtió en mi profesión, sin abandonar ese lado curioso que tenemos los científicos.
Hoy en día, vivo en la Sierra de Madrid junto a mis perros. Imparto clases en la zona, pero sigo viajando a Madrid, o donde me llamen, para participar en talleres y formaciones. Me encanta cómo todo en mi vida se ha unido: la naturaleza, el Yoga y la biología. Estoy aquí para enseñar a todas las personas que deseen que el Yoga forme parte de sus vidas y les ayude de la misma manera en que me ayudó a mí.
¡Acompáñame en esta emocionante aventura! 😊